Las
Tecnologías de la Información y la Comunicación, TIC, están presentes en
nuestra vida diaria pero eso no significa necesariamente que estén integradas. De
hecho, en lo que respecta a mi limitada experiencia, en el ámbito educativo encontramos
cuatro realidades. De un lado, los centros de secundaria en los que las TIC
todavía no están implantadas pero en las que los docentes están formados para
su uso; los IES en los que ni están implantadas ni los docentes están formados;
aquellos centros en los que sí están implantadas pero los docentes no tienen la
formación necesaria y por último, los institutos en los que hay medios y profesionales cualificados. Evidentemente
éste es modelo ideal. Sin embargo, ni es el más frecuente ni está exento de carencias.
La principal posiblemente es el uso de estas nuevas herramientas de la misma
forma en la que se usaban las anteriores, es decir, no modificar las
metodologías de enseñanza/aprendizaje.
En
cualquier caso, y tras esta reflexión inicial, en mi experiencia docente he comprado
que apenas se emplea ninguna TIC, salvo, en muy contadas ocasiones, los proyectores
y los ordenadores. Se trata de excepciones. Algo que contrasta con mi realidad como
estudiante, y ampliando un poco más el calificativo como ciudadana del siglo
XXI. En mi caso el ordenador se ha convertido en una extensión de mi cuerpo. Lo
enciendo justo en el instante en el que apago el despertador y pulso el botón
off cuando no puedo mantener los ojos abiertos.
Lee
un par de veces al día, a veces más, varios periódicos digitales y siempre
tengo abierto mi cuenta de Gmail y también el Facebook y el Twitter. Además, consulto
decenas de veces al día datos, dudas… en buscadores de Internet. También
utilizo programas de maquetación y edición de videos e imágenes (QuarkXpress,
Freehand, Ulead VideoStudio 11, Photoshop). He creado varios blog, aunque ahora
están en desuso.
Asimismo,
he utilizado el Skype, soy usuaria de paypal y realizó con frecuencia compras
por internet, fundamentalmente libros de segunda mano, especialmente a través
de Iberlibro.
Junto
a lo anterior, tengo un teléfono móvil que va siempre conmigo y en el que
utilizo con frecuencia diferentes aplicaciones especialmente las que dan acceso
a Internet y el wasap. Además, empleo la cámara de fotos, en ocasiones con
fines laborales y en otras sencillamente con intenciones lúdicas.
No
sería capaz de determinar desde cuándo las utilizo, pero todas ellas desde hace
más de cuatro años. Tampoco puedo determinar dónde termina el uso académico y comienza
el personal. No obstante, sí estoy en disposición de asegurar que tanto para
investigar como para ampliar mi formación o preparar mis exámenes, de forma casi
inconsciente, utilizo algunas de estas herramientas, sobre todo los buscadores
de Internet y también el Gmail.
En cualquier caso, la mayor parte de estas TIC, y muchas otras que todavía no domino, ofrecen una gran variedad de oportunidades en el ámbito académico, tanto para el docente que aspiramos a ser, como para el alumno que nunca deberemos dejar de ser.
2 comentarios:
Una reflexión muy completa y acertada Isabel, pero antes de los aciertos, algunas dudas:
-Te identificas como ciudadana del siglo XIX. Supongo que querrás decir XXI. Y si aquí haces un uso adecuado del género, al final hablas de "el docente" y "el alumno". Creo que deberías usar el género femenino.
-Pero el concepto me parece muy adecuado, al igual que la máxima que incluye vuestro blog.
-Sobre la división de centros y usos, de acuerdo, pero esperemos poder ofrecer una formación tanto a los docentes como al alumnado adecuada y eso significa que las TIC deben estar (casi) siempre presentes.
Muy buena reflexión, Isabel. Veo que eres muy buena en los medios tecnológicos y espero que poco a poco me ayudes a conocer porque aunque estoy en proceso, me queda mucho que aprender. Está claro que la división de centros que planteas es real y que la ideal en el siglo que estamos es la última que has planteado. Por ello, empecemos a formarnos como profesores y transmitamos esos conocimientos a nuestros alumnos para que mediante las TIC logren ser individuos autónomos y capaces de adaptarse a esta ola tecnológica.
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